#7 Detenerse
Hemos perdido la capacidad para detenernos, y con ello descubrir la profundidad y la fuerza creativa que obtenemos cuando nos regalamos tiempo y espacio para estar, para ser.
Nos cuesta tanto detenernos.
Vivimos en una cultura global que promueve las prisas, la acción, la adrenalina, los plazos cortos, correr, hacer más, acumular, las agendas llenas.
Una cultura que promueve la inconsciencia.
Queremos todo. Lo queremos ya.
Hemos perdido la capacidad para detenernos, y con ello descubrir la profundidad y la fuerza creativa que obtenemos cuando nos regalamos tiempo y espacio para estar, para ser.
Saber detenerse y tener paciencia no son características valoradas en estos tiempos.
Y si lo pensamos bien, ambas son clave para avanzar en nuestra vida personal y profesional.
Hagamos juntas un listado de cinco cosas que requieren detenerse y paciencia.
Cultivar una flor.
La espera para ver la cara de un bebé que crece en el vientre de su madre.
Hacer crecer los ahorros para la vacación ansiada o para comprar eso que tanto se desea.
Que las suscriptoras o clientas aumenten.
Escribir y publicar un libro.
Bonus, hacer crecer un negocio.
En todos es necesario detenerse y cultivar la paciencia.
A la flor, se debe regar, exponerla al sol, protegerla de los vientos y la lluvia, cortarle la mala hierba hasta que crezca y podamos admirar sus colores.
Con un bebé no se puede ni se debe apresurar su llegada. La madre deberá tener paciencia y detenerse para descansar, su cuerpo está enfocado en crear esa nueva vida, por lo que deberá alimentarse bien, procurar un ambiente seguro y calma, visitas al médico, y más.
Los ahorros, para eso que tanto se anhela, deberán alimentarse religiosamente cada quincena, o cada semana para que crezcan. Y habrá que aprender a detener las ansias de apresurar esa compra o ese viaje.
A las suscriptoras o clientas, se deberá alimentar con información de valor o entretenimiento para que lean y recomienden el contenido. Habrá que esperar pacientemente a que se vayan sumando una a una y, cuando no se tengan los mejores resultados, detenerse para evaluar y hacer ajustes será necesario.
Y si se quiere publicar un libro, se deberá, además de escribir miles de palabras al día o a la semana, estudiar la mejor forma de publicar.
Un emprendimiento, por su parte, se tendrá que cuidar y construir cada día para que rinda frutos. Se observarán momentos de avance, de revisión y ajuste, y otros de ventas altas, medias o muy bajas.
Todo toma tiempo.
Y con el tiempo que cada cosa requiere para dar frutos, viene la paciencia y la capacidad de detenerse para ajustar, mejorar o cambiar el camino.
La vida es un fluir de principios, descansos, avances y cierres de ciclos.
Si tan solo lográramos entender que cualquier proyecto en la vida trae consigo tiempos de avance y energía, momentos en los que es necesario detenerse a descansar, y aceptar las pérdidas y por qué no, celebrar los grandes y los pequeños logros.
Vivir consciente
Todos los días estoy consciente de detenerme aunque sea unos minutos.
Lo que menos deseo para mi, y tampoco lo deseo para ti que me lees, es que vivamos en automático y corriendo sin saborear lo grande y lo pequeño que nos sucede. Porque cuando lo hacemos nos perdemos de la vida.
Te comparto preguntas que me surgen al observar las prisas en las que nos embarcamos cada día, y que me ayudan a detenerme y reflexionar hacia dónde estoy llevando mi vida.
¿Qué persigo en la vida?
¿Por qué tengo tanta prisa?
¿De qué huyo o hacia dónde estoy corriendo?
¿Qué pasaría si me detengo un momento cada día?
¿Qué perdería y qué ganaría?
Una revolución
Desde hace algunos años cultivo la idea que detenerse en un mundo que no puede parar, es una revolución.
Detenerme conscientemente, es mi rezo diario para salir de la corriente dominante de las prisas y la sobre actividad que nos deja agotadas, enfermas y sin posibilidad de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Detenerme es mi revolución.
Me detengo para recordar que mi valor no viene de cuánto hice o dejé de hacer, mucho menos de cuánto dinero gané o perdí.
Me detengo para vivir consciente de que mi valor está dentro de mí. Que yo, al igual que cualquier otro ser humano, soy valiosa solo por existir.
Me detengo a sentir mis pies sobre la tierra.
Me detengo para apreciar y agradecer lo bueno y también las pruebas que me muestran mis fortalezas naturales, mi capacidad de levantarme una y otra vez de los momentos difíciles.
Me detengo para descansar. Para reflexionar y para retomar el camino con más fuerza y sabiduría.
Me detengo para sentir, con todo mi ser, que vivir ha valido la pena.
Procuro detenerme a saludar a las personas de manera consciente, y verlas a los ojos y estar allí en el "aqui y ahora" (no viendo el celular), Y ha sido chistoso ver a algunos que te miran "raro" por hacerlos sentir "especiales"; ya que ahora estamos acostumbrados a saludar "al aire" sin esforzarte en ver al otro y conversar de "como esta" sin prisa. Si me cuentan que iran por sus hijos, o harán un flan, puedes al día siguiente dar seguimiento a eso..y decir ¿que tal estuvo el flan?. Y te juro Nadi que a veces piensan que uno es "metido" o que "busca otra cosa", porque ya nadie cree que puede detenerse en esos detalles cotidianos que son los que en verdad te conectan. Bastante triste.